Las PYMES y autónomos puede obtener financiación alternativa evitando los bancos. Es cierto que los datos de proyección de crecimiento mostrados estas últimas semanas por organismos como el FMI (un 1,8% para 2015 y hasta un 2,0% para 2016) son alentadores para las asfixiadas economía y red empresarial española, pero no debemos caer en el riesgo moral que esto puede implicar.
Tras seis años seguidos de reducidos volúmenes de ventas, retrasos e impagos -con una media de hasta más de 80 días (tanto por parte del sector privado como del público)-, forzadas reducciones de plantilla e incentivos, etc., las empresas españolas, o mejor dicho las PYMES y autónomos (no incluyo a las empresas como GAMESA, ACCIONA o los bancos, que ya comenzaron a obtener beneficios hace un tiempo), tienen la oportunidad de volver a soñar con crecer a tasas anteriores a 2008.
Que las PYMES son el grueso, el músculo, de la economía española representando el 64.8% del valor añadido (un número bastante superior comparado al de otros países europeos como UK o Francia) y empleando al 74,9% de la fuerza laboral española no es un dato que parezca se haya tomado muy en serio hasta ahora. El apoyo y las medidas han sido más bien escasas, tanto por parte del gobierno como de los mercados en sí.
Todas las voces apuntan a que la solución es la exportación, que es la hora de que nuestras pequeñas y medianas empresas “den el salto” y aborden esos mercados que tanto podrían incrementar los volúmenes de ventas (potenciar las economías de escala), diversificar los riesgos y convertirlas finalmente en empresas de tamaño significativamente competitivo. Además, la reciente depreciación del euro pone la guinda a este pastel, haciéndolo más atractivo si cabe.
Sin embargo las PYMES, todavía con el agua al cuello, no están recibiendo suficientes medidas de apoyo institucional y carecen del acceso al pilar esencial de este proceso: la financiación. Según el Banco Central Europeo, el 17% de las PYMES españolas señalaron el acceso a la financiación como uno de sus mayores problemas, frente a un 9% o 7% en Alemania o Austria.
El sistema bancario sigue sin soltar prenda. Aunque el Banco Central Europeo sigue enviando paquetes de ayuda al sistema bancario español al mínimo interés, la concesión de créditos a PYMES y autónomos sigue siendo totalmente insuficiente. Los balances de los bancos siguen copados con un alto apalancamiento, el cual restringe el incremento de su financiación
vía depósitos, lo que augura una evolución todavía lenta y paulatina del crédito. Lo cierto es que prefieren centrarse en el negocio sin riesgo (y bastante rentable) de compra de Bonos del Estado.
Por otra parte la integración bancaria en la Unión Europea no ha tenido lugar todavía, y por ende la financiación extranjera tiene todavía difícil cabida en nuestro sistema.
¿Qué opciones tienen las PYMES y autónomos de este país para no dejar pasar esta oportunidad?
La solución pasa por la financiación alternativa. Dos modelos vislumbran un cambio de aires.
Por una parte, la economía española está dominada por la financiación bancaria donde, a diferencia de países como Estados Unidos o el Reino Unido, la emisión de deuda privada no es un recurso muy accesible para las pequeñas y medianas empresas (incluso para algunas grandes). Esto debe cambiar.
Utilizar las herramientas adecuadas para atraer inversión a través de este canal no es fácil, pero ya se han dado los primeros pasos con la creación de mercados regulados como el MAB (Mercado Alternativo Bursátil) y el MARF (Mercado Alternativo de Renta Fija). Aunque los resultados conseguidos hasta ahora no hayan sido los esperados, no se puede dudar del gran atractivo y rentabilidad de muchas PYMES españolas. Para el futuro próximo, el Proyecto de ley de fomento de la financiación empresarial presentado por el gobierno promete acelerar este proceso.
El segundo modelo viene definido por la necesidad de presión en los mercados para los bancos. Competitividad significa incremento de servicios, mejores precios y más flexibilidad.
Nuevos modelos de negocio no vistos hasta ahora en España, más comunes en países como UK y USA, como son el crowfunding o las empresas de capital privado que ofrecen nuevos canales de financiación aprovechando el “marketplace” (el mercado en internet) como herramienta premium. Flexibilidad, rapidez, seguridad equiparable a la de los bancos y tipos de interés competitivos son los deseables “menús” ofertados por jóvenes empresas como Spotcap, la cual, con todavía muy poca competencia en el mercado, ha financiado ya con un millón de euros a PYMES y autónomos españoles.
La crisis de 2008 trajo consigo más de una lección. Una de las más importantes fue la excesiva dependencia de España en el sector bancario. Abrir paso a nuevas fuentes de financiación, acabar con un mercado de tinte monopolista y de una vez por todas dar un serio apoyo a la mediana y pequeña empresa -y consecuentemente un empuje más que necesario al empleo- merece más que una consideración.
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