Si necesitas liquidez flexible y a un tipo más bajo que un crédito al consumo, una opción poco explicada en España es la línea de crédito con garantía hipotecaria. Es una cuenta de crédito para particulares o autónomos que se respalda con un inmueble (tu vivienda habitual o una segunda residencia), con la que solo pagas intereses por lo que usas y puedes volver a disponer del límite según vayas devolviendo.
- Qué es una línea de crédito con garantía hipotecaria
- Cómo funciona en la práctica
- En qué se diferencia de un préstamo y de una cuenta de crédito sin garantía
- Requisitos habituales y perfil que la consigue
- Tasación, importe máximo y porcentaje sobre el valor (LTV)
- Costes reales: intereses, comisiones y gastos
- Tabla comparativa rápida
- Ejemplo numérico de costes
- Plazos, renovaciones y amortización
- Riesgos y advertencias
- ¿Cuándo tiene sentido?
- Alternativas a valorar
- Cómo solicitarla paso a paso
- Ejemplos prácticos de uso
- Caso 1: profesional con picos de tesorería
- Caso 2: reforma por fases
- Claves para pagar menos y usarla bien
En esta guía te explico en lenguaje claro qué es, cómo se contrata, cuánto cuesta de verdad (con ejemplo numérico) y en qué casos tiene sentido frente a un préstamo tradicional o una tarjeta.
Contenido informativo. Consulte condiciones actualizadas con la entidad.
Qué es una línea de crédito con garantía hipotecaria
Es un crédito rotativo con un límite aprobado (por ejemplo, 30.000 €–150.000 €), asociado a una cuenta desde la que puedes ir disponiendo cuando lo necesites. La diferencia clave es que el banco toma como garantía real un inmueble, lo que suele permitir tipos de interés más bajos que en un crédito sin garantía.
Cómo funciona en la práctica
- Se aprueba un límite de crédito (p. ej., 50.000 €) y un plazo (12–60 meses, a veces renovable).
- Pagas intereses solo por el saldo dispuesto y, en su caso, una comisión de no disposición por la parte no utilizada.
- Al devolver capital, el límite se repone y puedes volver a usarlo mientras dure el contrato.
- Al estar garantizada con hipoteca, la operación se formaliza ante notario y se inscribe en el Registro de la Propiedad.
En qué se diferencia de un préstamo y de una cuenta de crédito sin garantía
Frente a un préstamo con garantía hipotecaria, aquí no recibes todo el dinero de golpe ni amortizas con una cuota fija; es más flexible. Frente a una cuenta de crédito sin garantía, los tipos suelen ser más bajos, pero asumes el riesgo de ejecución sobre la vivienda si impagas.
Si dudas entre productos, revisa préstamo vs línea de crédito y esta comparativa de línea de crédito vs tarjeta para ver usos y costes típicos.
Requisitos habituales y perfil que la consigue
- Propiedad inmueble libre de cargas o con baja carga (hipoteca previa pequeña) y sin incidencias registrales.
- Tasación homologada reciente para determinar el valor de garantía.
- Ingresos estables (nómina, pensión o rendimientos de autónomos) y ratio de deuda razonable. Aprende a calcular tu DTI.
- Historial de pagos sin incidencias relevantes y sin alertas en ficheros de morosos.
- Situación en CIRBE sin excesos de riesgo acumulado. Puedes consultar tu CIRBE antes.
Tasación, importe máximo y porcentaje sobre el valor (LTV)
El banco fija el límite en función del LTV (Loan to Value: porcentaje de financiación sobre el valor de tasación). De forma orientativa:
- Vivienda habitual: 40%–60% del valor de tasación para líneas de crédito (más conservador que en hipotecas estándar).
- Segunda vivienda: 30%–50% del valor.
- Inmuebles comerciales o de menor liquidez: criterios más prudentes.
Ejemplo: si tu vivienda se tasa en 200.000 € y no tiene cargas, una entidad podría ofrecer una línea con límite de 80.000 €–120.000 € (40%–60% LTV). Si existe hipoteca previa, se descuenta el saldo pendiente para calcular el LTV agregado.
Costes reales: intereses, comisiones y gastos
Los costes más habituales son:
- Interés (TIN) sobre el saldo dispuesto. Puede ser fijo o variable (Euríbor + diferencial).
- TAE: incluye intereses y comisiones recurrentes. Aprende a comparar con TIN vs TAE.
- Comisión de apertura: 0,5%–1,5% sobre el límite.
- Comisión de disponibilidad o no utilización sobre el saldo no dispuesto (0,25%–1,00% anual, liquidación mensual o trimestral).
- Comisión de renovación si el contrato es anual renovable (no siempre).
- Comisiones por amortización o cancelación anticipada: menos comunes en cuentas de crédito, pero revisa el contrato.
- Gastos de formalización: tasación (normalmente la paga el cliente), y aranceles de notaría/registro/gestoría. Tras la Ley de Crédito Inmobiliario, parte de estos los asume la entidad en hipotecas de vivienda, pero verifica caso a caso en cuentas de crédito hipotecarias.
Tabla comparativa rápida
Aspecto | Línea con garantía hipotecaria | Préstamo con garantía hipotecaria |
---|---|---|
Entrega del capital | Según necesidad (rotativo) | De una sola vez |
Cuota mensual | Intereses del dispuesto + comisiones | Cuota fija/variable (capital + interés) |
Tipo habitual | Variable o fijo, menor que sin garantía | Fijo o variable |
Comisión no disposición | Frecuente | No aplica |
Riesgo | Ejecución sobre el inmueble si impagas | Ejecución sobre el inmueble si impagas |
Ejemplo numérico de costes
Supón una línea con límite 50.000 €, TIN 6,0% fijo, comisión de apertura 1,0%, comisión de no disposición 0,5% anual, plazo 12 meses.
- Disposiciones: 20.000 € durante 9 meses.
- Saldo no dispuesto medio: 30.000 € durante 9 meses; 50.000 € durante 3 meses.
Concepto | Cálculo | Importe |
---|---|---|
Intereses | 20.000 € × 6,0% × 9/12 | 900 € |
Apertura | 1,0% × 50.000 € | 500 € |
No disposición | 0,5% × [(30.000 € × 9/12) + (50.000 € × 3/12)] | 187,50 € |
Tasación (orientativo) | Importe fijo | 350 € |
Notaría/Registro/Gestoría (orientativo) | Importe fijo | 550 € |
Coste total estimado | Suma | 2.487,50 € |
La TAE efectiva dependerá de tus usos (cuánto y cuándo dispones), de las comisiones y de si hay otros gastos recurrentes.
Plazos, renovaciones y amortización
- Plazos: suelen ser 1 a 5 años; algunas entidades permiten 10 años en perfiles solventes.
- Renovación: anual con revisión de solvencia; puede conllevar comisión.
- Amortización: puedes devolver capital en cualquier momento; reduce intereses al bajar el saldo dispuesto.
Riesgos y advertencias
- Riesgo sobre tu vivienda: si impagas, la entidad puede ejecutar la garantía.
- Tipos variables: con Euríbor al alza, tu coste sube. Valora un tipo fijo o diferenciales ajustados.
- Efecto «comodín»: la facilidad de uso puede fomentar el sobreendeudamiento. Define un tope de uso y objetivo claro.
- Comisión de no utilización: si pides un límite alto y usas poco, puede encarecer bastante.
- Vinculaciones: seguros o productos cruzados pueden elevar el coste real. Rechaza lo que no necesites.
Si buscas una alternativa menos flexible pero más simple, repasa qué ofrecen los préstamos con garantía hipotecaria.
¿Cuándo tiene sentido?
- Liquidez intermitente para gastos planificados: reformas por fases, pagos de impuestos puntuales, adelantos de proyectos.
- Ingresos variables (autónomos/profesionales) que requieren colchón temporal de circulante.
- Refinanciaciones tácticas a corto plazo mientras llega un cobro, evitando contratar varios préstamos.
Cuándo no suele interesar: financiar gastos recurrentes (consumo del día a día) o tapar déficits permanentes; para eso existe el ajuste presupuestario, no el crédito.
Si tu objetivo es una obra cerrada con presupuesto claro, valora también estas opciones para financiar reformas.
Alternativas a valorar
- Préstamo con garantía hipotecaria: tipo y cuota conocidos; menos comisiones recurrentes.
- Línea de crédito sin garantía: más cara, pero sin poner tu casa en juego.
- Tarjeta de crédito o pago aplazado: solo para importes pequeños y plazos cortos; suelen tener TAE alta.
- Anticipo de nómina: coste bajo si tu banco lo ofrece. Revisa pros y contras del anticipo de nómina.
- Préstamo pignorado (con depósito/fondos como garantía): puede ser más barato sin hipotecar tu vivienda. Mira cómo funciona el préstamo pignorado.
Cómo solicitarla paso a paso
- Define el uso y límite real que necesitas. Pedir más de la cuenta encarece la comisión de no disposición.
- Calcula tu DTI y sanea pequeñas deudas si es posible para mejorar tu perfil.
- Documentación: DNI/NIE, IRPF, nóminas o justificantes de ingresos, escrituras del inmueble, recibos del IBI y suministros, nota simple registral.
- Tasación: encarga una homologada (muchos bancos trabajan con sociedades de tasación concretas).
- Compara ofertas: TIN, TAE, comisiones, vinculación, plazos. Aprende a negociar el mejor tipo.
- Revisión legal: analiza la letra pequeña y posibles cláusulas de vencimiento anticipado.
- Firma: ante notario y registro. Conserva copias y cuadro de liquidaciones.
Ejemplos prácticos de uso
Caso 1: profesional con picos de tesorería
Límite 40.000 €, TIN 5,5% variable (Euríbor + 2,0%). Solo usa 15.000 € durante 4 meses para adelantar proveedores. Intereses aproximados: 15.000 € × 5,5% × 4/12 = 275 €. Comisión no disposición (0,4% anual): sobre no dispuesto medio (≈33.333 €): 33.333 € × 0,4% × 4/12 ≈ 44,44 €. Coste total por 4 meses: ~319,44 € más apertura y tasación.
Caso 2: reforma por fases
Límite 60.000 €, obras en 3 tramos de 20.000 € cada 3 meses. Al escalonar las disposiciones, optimizas intereses y mantienes la flexibilidad si surgen imprevistos. Si tu prioridad es un coste total mínimo y el presupuesto es cerrado, quizá prefieras un préstamo con garantía hipotecaria a tipo fijo.
Claves para pagar menos y usarla bien
- Negocia comisión de no disposición y de apertura: impactan mucho en la TAE.
- Usa límites razonables y plan de disposiciones; evita pagar por límite ocioso.
- Amortiza pronto los saldos dispuestos: cada mes ahorras intereses.
- Evita vinculación innecesaria (seguros o cuentas premium) que encarezca el coste real.
- Revisa tu TAE periódicamente y compara con alternativas del mercado.
Antes de firmar, repasa cómo te evaluarán las entidades para mejorar tus opciones: scoring crediticio en España.