El papel del avalista de un préstamo es una de las figuras más comprometidas y, a menudo, desconocidas dentro del mundo de la financiación personal y empresarial. Si alguna vez te han pedido ser avalista o estás considerando solicitar un préstamo con aval, es imprescindible que comprendas en profundidad las obligaciones legales y los riesgos asociados a este compromiso.
En este artículo vamos a analizar qué supone ser avalista, qué responsabilidades legales asumes, cómo afectan estas a tu patrimonio y a tu historial crediticio, y qué precauciones y consejos debes tener en cuenta antes de firmar cualquier documento. Además, aportaremos ejemplos prácticos y recomendaciones para protegerte en esta situación.
¿Qué es un avalista y cuáles son sus obligaciones legales?
Un avalista es aquella persona que, mediante un contrato, se compromete a responder por la deuda de otra si esta no paga. La figura del avalista es habitual en préstamos personales, hipotecas y, especialmente, cuando el prestatario no cumple todos los requisitos exigidos por la entidad financiera.
Las obligaciones legales del avalista están reguladas principalmente por el Código Civil español (artículos 1822 y siguientes). Los puntos clave que debes conocer son:
- Responsabilidad solidaria o subsidiaria: Según el tipo de aval, el banco puede reclamar la deuda directamente al avalista (solidario) o solo tras agotar las vías con el deudor principal (subsidiario).
- Extensión del aval: El avalista responde de la totalidad de la deuda, incluidos intereses, comisiones y gastos derivados de la reclamación.
- Duración: El compromiso del avalista se mantiene hasta que la deuda se salda o el banco lo libera expresamente.
- Renuncia a beneficios: Es habitual que el avalista renuncie a los «beneficios de excusión y división», lo que le obliga a responder como si fuera el propio deudor.
Por ejemplo, si avalas una hipoteca y el titular deja de pagar, el banco puede dirigirse contra ti y exigir el pago íntegro de las cuotas pendientes, más los intereses y posibles costas judiciales.
¿Te interesa saber más sobre los contratos y garantías que pueden afectar a un avalista? Puedes consultar nuestra guía sobre garantía real vs garantía personal para profundizar en estas diferencias.
Riesgos y consecuencias para el avalista
Ser avalista implica asumir riesgos financieros y patrimoniales muy relevantes. Antes de aceptar este compromiso, es fundamental ser plenamente consciente de las posibles consecuencias, tanto legales como personales.
- Pérdida de patrimonio: Si el deudor principal no paga, puedes verte obligado a responder con tus bienes presentes y futuros.
- Inclusión en registros de morosos: Si se produce un impago y no atiendes al requerimiento del banco, tu nombre puede aparecer en ficheros como ASNEF o RAI, dificultando tu acceso a crédito.
- Embargos y procedimientos judiciales: El banco puede iniciar acciones legales y solicitar el embargo de cuentas, nóminas, viviendas u otros activos.
- Deterioro de la relación personal: Avalar a un familiar o amigo puede generar tensiones y conflictos si surgen problemas de pago.
Un aspecto crítico es el desconocimiento de muchos avalistas sobre la imposibilidad de desvincularse del aval unilateralmente. Solo si el banco lo consiente o si la deuda se cancela, podrás liberarte de la responsabilidad.
Como referencia, te puede interesar conocer qué cláusulas debes vigilar en los préstamos, ya que muchas afectan directamente a la posición del avalista.
Ejemplo práctico: consecuencias de ser avalista
Imagina que avalas el préstamo personal de un amigo por 20.000€. Si él deja de pagar tras abonar solo 5.000€, el banco puede reclamarte los 15.000€ restantes, más intereses y costas. Si no tienes liquidez, podrías enfrentarte a embargos y quedar registrado como moroso, afectando gravemente tu salud financiera.
¿Cuándo se recomienda NO ser avalista?
Aunque cada caso es único, existen situaciones en las que no es recomendable avalar:
- Cuando tu propia situación financiera es inestable o tienes deudas pendientes.
- Si el importe del préstamo es elevado en relación a tu patrimonio.
- Si el titular tiene antecedentes de impago o mala gestión financiera.
- Cuando no existe una relación de total confianza y transparencia.
En estos casos, es preferible buscar alternativas como los préstamos sin aval o negociar otras garantías con la entidad financiera.
Consejos para protegerte si decides avalar un préstamo
Si, tras valorar los riesgos, decides convertirte en avalista, es fundamental que tomes una serie de precauciones para minimizar tu exposición y proteger tu patrimonio:
- Solicita información detallada: Pide al banco copia del contrato y de todas las condiciones, y analiza el alcance del aval (importe, duración, posibles renovaciones, etc.).
- Negocia límites: Trata de limitar el aval en cuantía y en el tiempo, dejando constancia por escrito.
- No renuncies a derechos sin entenderlos: Consulta con un asesor antes de aceptar cláusulas que impliquen renuncias a beneficios legales.
- Solicita información periódica: Pide al banco que te informe de cualquier incidencia en los pagos. Así podrás anticipar problemas y actuar a tiempo.
- Valora la contratación de un seguro: Existen seguros de protección de pagos que pueden cubrir eventualidades como el desempleo o la incapacidad del titular.
Recuerda que, como avalista, tienes derecho a ser informado de cualquier modificación en las condiciones del préstamo, así como de los impagos.
En definitiva, avalar no debe ser una decisión tomada a la ligera. Analiza tu situación, sopesa las consecuencias y asesórate antes de firmar.
Preguntas frecuentes sobre el avalista de un préstamo
Si el avalista no puede afrontar la deuda, el banco puede iniciar acciones judiciales contra él, incluyendo el embargo de bienes y la inclusión en registros de morosos. La responsabilidad es total y puede afectar a todo su patrimonio.
No, el avalista solo puede desvincularse si el banco lo acepta expresamente o si la deuda se cancela. Es fundamental negociar este punto antes de firmar.
En la práctica suelen usarse como sinónimos, pero legalmente pueden existir diferencias según el contrato. Consulta siempre las condiciones exactas del documento que firmes.
Sí. Si el prestatario incurre en impago y el avalista tampoco responde, ambos aparecerán en ficheros de morosos, lo que dificulta el acceso futuro a financiación.
Sí, es posible negociar que el aval sea por un importe o un plazo determinado. Todo debe quedar reflejado en el contrato y aceptado por la entidad financiera.